El Instituto Nacional de Estadística (INE) indicó que la inflación, que registró un ligero descenso en julio, se debió principalmente a una disminución de los precios de la electricidad respecto al año anterior. El índice de precios al consumo (IPC) cayó seis décimas en septiembre, registrando un crecimiento anual del 2,8%. Este IPC excluye la energía y los alimentos frescos para evitar fluctuaciones excesivas y se sitúa por debajo del 3% que mantiene desde hace dos meses.
La caída del IPC en septiembre se produce tras una caída de dos meses, tras los máximos registrados en marzo, abril y mayo. En julio, el IPC alcanzó su nivel más bajo desde febrero, quedando en el 2,8%. La inflación subyacente, por su parte, se mantuvo estable en julio, con el precio más bajo desde 2022.
Un factor importante en los movimientos de precios es el aceite de oliva, que ha experimentado una caída del 38 por ciento desde junio. El motivo es la supresión del IVA sobre este producto, que entró en vigor el 1 de julio. Aunque el año pasado el aceite de oliva registró una caída del 3,7 por ciento, los precios de otros productos alimenticios, como los zumos de frutas, el chocolate y el cordero, aumentaron significativamente.
En general, algunos alimentos han visto caer sus precios, como otros aceites comestibles y ciertos productos lácteos. Fuera del sector alimentario, se registraron aumentos en los servicios de transporte marítimo y de seguridad, mientras que los precios de los teléfonos móviles y el gas natural disminuyeron.
El Ministerio de Economía destacó este dato de inflación para poner de relieve la capacidad de estabilización de la economía española frente a otros países de la eurozona. Se observa una tendencia a la baja en la inflación de alimentos, lo que reduce su diferencia con la inflación general.
Finalmente, el Índice Armonizado de Precios al Consumo (IPCA), utilizado por Bruselas, registró en septiembre una tasa anual del 2,9 por ciento, seis décimas menos que en junio.
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