
Junto a la enérgica condena a cualquier intervención encaminada a derrocar al gobierno de Luis Arce en Bolivia, se destacó la necesidad de evitar que se repitan los golpes de Estado que dejaron profundas cicatrices en América Latina. Se declaró inaceptable cualquier intento de cambiar el orden establecido por la Constitución mediante el uso de la fuerza.
La importancia de mantener y defender la declaración de América Latina y el Caribe como zona de paz, declaración que fue adoptada hace diez años en La Habana en la II. Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
El discurso pidió una mayor solidaridad en respuesta a la polarización política y las divisiones sociales promovidas por quienes se oponen a la unidad y la integración de la región. Advirtió que si la extrema derecha logra sus objetivos, la represión y persecución de líderes sociales, junto con la destrucción de recursos naturales por parte del neoliberalismo, revertirán los avances en la integración regional.
Se enfatizó la necesidad de reprimir los intentos de golpe y condenar el uso de herramientas modernas de manipulación destinadas a detener los procesos políticos progresistas en la región, incluidos los casos de Venezuela y Nicaragua.
El ALBA-TCP y sus aliados se comprometen a estar en la primera línea de esta lucha contra el intervencionismo, el neocolonialismo y las políticas imperialistas que, a pesar de haber sido formuladas hace 200 años, siguen influyendo en las acciones imperiales hacia América Latina.
Además, el presidente cubano lamentó la pérdida de vidas y daños materiales causados por el reciente paso del huracán Beryl en el Caribe, reiterando la voluntad de Cuba de cooperar en la recuperación de los países afectados.
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