El Arsenal estuvo a punto de empatar su cuarto partido de esta Premier. En Luton. Bajo los aleros del viejo campo de Kenilworth Road. Bajo ese cartel que anuncia: “Abogacía Noble: especialistas en Derecho criminal y de familia”. En el ambiente provinciano que envuelve al modesto club del extrarradio de Londres, el equipo que dirige Mikel Arteta padeció la defensa tenaz y la presión atrevida de Ross Barkley y sus compañeros, y también padeció otra mala noche de David Raya, el portero internacional español, desencajado, tímido por arriba y lento por abajo, responsable principal de dos de los tres goles que le metió el Luton en una noche agridulce para la hinchada local. Cuando el reloj marcaba el minuto 96, cuando todo el mundo celebraba el empate como un triunfo, Declan Rice cabeceó un centro lateral y metió el 3-4. Un gol de tres puntos que permite al Arsenal asegurar el liderato de una Premier bañada en goleadas a la espera de que este miércoles jueguen sus perseguidores, el Liverpool y el City.
3
Kaminskyi, Gabriel Osho, Teden Mengi, Amari’i Bell, Barkley, Ruddock (Jordan Clark, min. 88), Issa Kabore, Alfie Doughty, Townsend (Chiedozie Ogbene, min. 61), Jacob Brown y Elijah Adebayo
4
David Raya, Gabriel, Jakub Kiwior (Zinchenko, min. 64), William Saliba, Ben White, Kai Havertz, Odegaard, Declan Rice, Bukayo Saka, Martinelli (Trossard, min. 64) y Gabriel Jesus
Goles 0-1 min. 20: Martinelli. 1-1 min. 24: Gabriel Osho. 1-2 min. 44: Gabriel Jesus. 2-2 min. 49: Elijah Adebayo. 3-2 min. 57: Barkley. 3-3 min. 59: Kai Havertz. 3-4 min. 96: Declan Rice.
Árbitro Samuel Barrott
Tarjetas amarillas Jacob Brown (min. 32), Barkley (min. 43) y Gabriel Jesus (min. 46)
“¡Arriba! ¡Arriba!”, ordenaba Rob Edwards, el entrenador del Luton. A diferencia del Wolves el fin de semana pasado, encogido y goleado a placer, los jugadores de este equipo recién ascendido comprendieron que para frenar al Arsenal tenían que cortocircuitar su juego en la salida. Nada de echarse atrás. Nada de bloques bajos. Bloque medio. Presión en el centro del campo, incluso más arriba. Barkley el primero. El veterano interior de Liverpool coordinó los avances sin la pelota para impedir que entre Declan Rice y Martin Odegaard circulara la pelota limpiamente. Cortados los suministros entre los centrales y los volantes, Rice se vio ahogado y apenas pudo girarse sin la ayuda de Odegaard, que se ofreció pero sin lograr avances significativos durante una hora. A Odegaard le faltaron colaboradores. Sobre la pizarra, Havertz figuró como el tercer centrocampista. La realidad lo aisló entre líneas, voluntariamente o no. Estuvo lejos de la base de la jugada donde tantas veces le necesitaron sus compañeros. Al Arsenal no le quedó más salida que los balones largos de su portero o los voleones para saltar líneas.
Ni el gol de Martinelli sacó al Arsenal de su estupor. Un error de entendimiento entre los defensas y el portero del Luton derivó en un saque de banda que Gabriel Jesús se apresuró a sacar con toda la malicia que le confiere su voracidad. Estas cosas convierten al brasileño en un superjugador. Cuando le dio la pelota a Saka, el inglés tenía tanta ventaja que su servicio a Martinelli provocó una situación prácticamente a puerta vacía. El 0-1 sacudió al Luton. Pero sus futbolistas se repusieron. No por nada empezaron la jornada defendiendo los contratos, a un punto del descenso. Si el Arsenal competía por la gloria del título, sus adversarios peleaban por la dignidad de pertenecer a la máxima categoría profesional.
Dedicado al portero
Osho, de cabeza en un córner lanzado por el audaz Alfie Daughty, hizo el 1-1. El gol cargó de energía al público y al equipo. El partido, como tantas veces ocurre en esta Premier, se desbocó. Las ocasiones se sucedieron en tropel. Sobre todo en el área del Luton, en donde los visitantes lograron hacer más de 40 toques. Gabriel Jesús, de cabeza, imponiéndose en el segundo palo, metió el 1-2 para coronar una jugada de prestidigitación entre Saka y White. El Arenal debió cerrar el partido en ese punto, pero Raya lo reabrió a la vuelta del descanso. El español saltó para descolgar un centro de córner pero ni estirando los brazos llegó más alto que Adebayo, que le metió la cabeza. El 2-2 inflamó a Barkley. EL volante, autor de un partido soberbio, robó una pelota en el mediocampo y se marchó de Odegaard y White con la soltura de los jugadores que miden a los rivales mientras conducen la pelota. Se asoció con Townsend para distraer a la defensa en la frontal del área antes de volver a recibir en la izquierda, recortar y cruzar el tiro. La pelota, centrada, debía ser de Raya. Pero se le escurrió por debajo del sobaco camino del 3-2.
Un balón dividido, brillantemente ganado por Gabriel Jesús, equilibró el partido de nuevo a los pocos minutos. El brasileño lo aguantó y se revolvió entre los centrales. Luego habilitó a Havertz mano a mano con Kaminski y el alemán empujó el 3-3. Faltaba media hora para el final. Durante 36 minutos, el Luton libró la última batalla. Replegándose poco a poco, por efecto del cansancio, cuanto más dejaba de presionar, más pensaba Odegaard, y más dominaba el Arsenal, que acabó asediando a Kaminski. El público cantaba el empate cuando Rice le ganó a Osho por arriba y metió el gol de la victoria.
Arteta y sus ayudantes se olvidaron de sus pantallas, de sus ordenadores, de sus tabletas, y saltaron enajenados. Los jugadores se abrazaron. Abrazaron a Rice. Y Rice abrazó a Raya. El gol iba dedicado a él, víctima de la tensión que ha generado una competencia perniciosa con Ramsdale. El principal ganador de la jornada fue el tembloroso Raya.
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