Si Donald Trump logra otra victoria en noviembre, América Latina debe prepararse para un posible resurgimiento de la Doctrina Monroe, proclamada hace 201 años, que propugna la intervención estadounidense en la región.
Cuando asumió el cargo en 2017, América Latina era considerada parte de una “agenda negativa”, vinculada a la inestabilidad, el narcotráfico y la migración, que se consideraba económicamente sin importancia. Trump atribuyó los problemas de su país no a su propia competitividad o desigualdad, sino a la influencia de China, que podría conducir a acciones coercitivas destinadas a mantener la supremacía estadounidense.
En su discurso ante la ONU en septiembre de 2018, Trump argumentó que la política de Monroe había sido malinterpretada, permitiendo que potencias extranjeras se entrometieran en el hemisferio. Su equipo, incluidos John Bolton y Rex Tillerson, respaldaron los principios de Monroe, mientras que publicaciones como El economista anunciaron el regreso de esta doctrina.
La política exterior de Trump se ha caracterizado por un enfoque unilateral y un renovado interés en la doctrina, aunque su mandato ha provocado más reacciones a nivel continental. A medida que se acerca 2024, Trump parece sin cambios y mantiene estrechos vínculos con personas de ideas afines, lo que sugiere un resurgimiento de la Doctrina Monroe.
El control del Partido Republicano y la retórica de sus candidatos, como Ron DeSantis y Vivek Ramaswamy, refuerzan esta tendencia. Recientemente, los legisladores republicanos presentaron resoluciones reiterando la importancia de la doctrina contra la influencia extranjera en América Latina. Trump ha expresado su preocupación por el control de China del Canal de Panamá y ha propuesto una intervención directa.
Además, los analistas han comentado sobre la “Doctrina Monroe revitalizada” en el contexto de las políticas anti-China que han perdurado a lo largo de varias administraciones. Sus declaraciones durante la convención republicana de julio reflejan su visión negativa de la región.
Finalmente, podemos reflexionar sobre el legado de la Doctrina Monroe en relación con Argentina, recordando al presidente Roque Sáenz Peña, quien impulsó una visión humanista en el pasado. Hoy en día, la política parece inclinada a someterse a Washington, lo que dificulta una participación más equilibrada en la arena global. La posible resurrección de la Doctrina Monroe bajo Trump plantea interrogantes sobre cómo Estados Unidos se relacionará con América Latina en los próximos años.
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